martes, 23 de febrero de 2010

Ella

Cuando te vi quise hablarte, pero mi voz se esfumó, ni siquiera sonidos guturales sin sentido salieron de mi garganta, mi mirada te siguió todo el trayecto, hasta que te perdí de vista, me sentí abrumado, quizá el hecho de reconocerte, no… realmente no te conozco, quisiera pero no…

Mi voz regreso con un tono apagado, como cuando tapas una bocina con una almohada para ahogar el sonido que es desagradable al oído, tardé unos segundos en recuperarme, de pronto, caí en la cuenta que me quedé a mitad de la calle, como esos personajes que imitan a las estatuas y que para asombro de varios permanecen quietos durante horas.

Traté de continuar mi día como si nada hubiera pasado, sin querer regresaba al momento justo en que perdí la postura, Dios, si mis compañeros me hubieran visto seguramente la expresión de mi rostro los hubiera impactado, de hecho, seguramente ni me hubieran reconocido, ¡que momento!, tengo que dejar de pensar en estupideces, hay mucho trabajo que hacer.

Ayer fue un martirio, la concentración no llegó, me perdí en la vorágine de mis mas excéntricas fantasías, perdí completamente el hilo de la realidad cotidiana, me sumergí en una mezcla viscosa de momentos sin sentido y sensaciones encontradas, era como si mis pensamientos se pelearan unos a otros para tomar la salida hacia el cerebro, ¿cerebro?, no, lo de ayer no puede llamarse sinapsis, seguramente sufrí una muerte cerebral, entre en un coma profundo en un punto intermedio entre la conciencia y la inconsciencia, ¡caray! ¿como explicarlo?...

Todo esto lo logró en unos segundos una mujer que seguramente no volveré a ver, sin embargo su perfume se incrustó en mis sentidos y no huelo nada mas, estoy a un paso de la locura, hoy no dormí su imagen abarca todo mi pensamiento, ni siquiera me sonrió, es mas, me ignoró, pasó a unos escasos centímetros de mi y como si no existiera. Siento que estoy muriendo…

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